jueves, 14 de octubre de 2010

El orgullo peruano


Que no se malinterprete el titulo. El orgullo peruano no es una persona, mejor dicho, no me refiero a eso; me refiero al orgullo en si mismo, este orgullo acomedido que al parecer no es muy diferente al de otras gentes en otros países. Eran los años finales de la década del 80, cuando la asociación criminal llamada Partido Aprista Peruano (APRA) estaba a poco tiempo de dejar el poder tras la casi culminación del primer gobierno de Alan García Perez. Era un paisaje caótico, pensé en llamarlo "post guerra", pero recordé que nos encontrábamos en el momento más álgido de la guerra interna, con un Ayacucho declarada libre por Sendero Luminoso y con apagones diarios por el estallido de alguna torre de alta tensión que a menudo eran confundidas con castillos de fuegos de artificio por el MRTA. Con una inflación galopante que viéndola en retrospectiva podríamos concluir que tras el holocausto nuclear quedarían solo cucarachas y peruanos en el mundo. No es posible exagerar en estos acontecimientos sin exceder a la fantasía intoxicada, ya que son una exageración de facto, tan surrealista como suena que al inicio del gobierno de García mis padres estaban por comprar nuestra primera casa por 200 millones de Soles de Oro (la moneda actual del Perú es el "Nuevo Sol"), y al final de su gobierno ese monto equivalía a 1,25 dolares con los que solo en monopolio podrías comprar inmuebles.
Cuando el terror secuestraba y violaba a los pueblos andinos de Ayacucho, Andahuaylas, Apurimac, entre otros, resultaba algo anecdótico, pero cuando las bombas empezaron a estallar en las zonas residenciales de Lima y dejo de ser el cómodo dolor ajeno todos repararon en la magnitud del problema, la gente vivía en pánico y se instauró el toque de queda; era incluso irreal ver al presidente de entonces sostenerse con su habitual soberbia retirado en algún islote paradisiaco de su pensamiento demenciado en un momento en que salia caca del grifo de casa (y esto es tristemente literal).
Fue bajo este contexto político cuando emergió como candidato presidencial Mario Vargas Llosa, quien lideraba el Frente Democrático (FREDEMO) y se presentaba como una suerte de salvavidas para la casi extinta clase media del país. Era políticamente muy torpe: decía la verdad, y fue este defecto político lapidario en su campaña.
El APRA siempre fue un partido político organizado... para delinquir. Mi padre me comentó alguna vez que en la época en que trabajaba en Entel Perú (empresa de telefonía nacional) robaban desde los choferes hasta el gerente general, pero nadie decía una palabra al respecto ni eran sujetos de ninguna auditoría porque eran "compañeros". La cuestión es que en esta contienda política, esta organización criminal emprendió su campaña de demolición contra la figura de Vargas Llosa. En esta coyuntura y entrando con sigilo por la puerta falsa,  aparició en la escena política el japonés Alberto Fujimori, un asiático que resumía su propuesta política en el estribillo de honradez, tecnología y trabajo y manejaba un tractor en el único slogan televisado de su campaña. Se puede intuir que, tras la primera vuelta electoral, se pactó una alianza entre Apristas y Fujimoristas, situación a la que Vargas Llosa se negó a transigir, lo que motivó a un ensañamiento hacia el plan económico propuesto por el FREDEMO, que se popularizó como "el Shok" y se mostró por sus detractores como el paso de la peste negra por Europa del siglo XIV. Yo era aún niño entonces, pero se me viene a la mene la imagen de un perro flaco en un basural, y es, supongo, lo que se pretendió impregnar en la mente del votante promedio.
Ya Fujimori se mostraba astuto y artero, aliándose con Dios y con el diablo, pregonando sin escrúpulo alguno lo que el votante quisiera escuchar, con ideas improvisadas sin asidero ni coherencia.
Y el votante decidió, dio la espalda al peruano más ilustre que en décadas gestó esta nación para elegir a un oriental advenedizo y calculador, quien dentro sus primeras mediadas económicas realizó un "ajuste de precios" (nombre con el que se pretendió marcar diferencias con el Shok), que terminó de liquidar al inti agonizante, la moneda fugaz del gobierno aprista que fue una luna negra entre dos soles (1000 Soles de Oro = 1 Inti; 1 Nuevo Sol = 1 000 000 Intis).
Ahora se ven pechos inflamados de orgullo por el premio nobel de literatura, y a un obeso presidente reelegido porque el Perú en lo que a políticos se refiere es una fábrica de mounstros, sumándose a la apología al ser humano, al nobelista, al demócrata libertario, a nuestro orgullo peruano...

2 comentarios:

  1. Te linkeo un informe periodistico donde se ilustra la "creacion" del chino fujimori por el apra y como se tumbaron de la manera mas mugre a Vargas Llosa (incluye el escalofriante video del shock).
    http://www.youtube.com/watch?v=gfa43pcZtrs
    Y recuerda... jala siempre la bomba, porque de la caca sale el apra.

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  2. los peruanos somos especialistas en elegir a los peores gobernantes de Sudamérica y en desperdiciar las mejores oportunidades...

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