miércoles, 28 de julio de 2010

Para Pac

No soy un santo
no siempre soy bueno
es mas
muy pocas veces lo soy.
Vivo con frecuencia lejos
y como diría Fito
andar conmigo es por momentos
como estar solo dos veces.
Tengo poco que quiera compartir con el resto
y aun menos
lo que quiero que el resto comparta conmigo.
Tu estas ahí
ahuyentando fantasmas
ordenándome la vida
yo lo se.
Hasta hace poco supe que dependía de ti
a tal punto que
hasta he creado una personalidad alterna
a quien a todas luces quieres mas que a mi
que en el fondo soy yo
proyectando todo lo que trato de negar de mi
y me puedo permitir contigo.
A veces no me entiendes
pero me soportas
y me esperas
siempre me esperas.
Y yo siempre llego tarde
pero aunque no lo creas
llego ansioso.
Ansioso de ser castigado con tu mal carácter
ansioso de jugar mi papel de impaciente
ansioso de jugar a ser perdonado
ansioso de recibir tu beso.
Algún encanto suelo tener para la gente
encantos que tu ignoras soberanamente
pero se que te enorgullecen.
No eres sumisa
ni paciente
ni tolerante
Lo eres conmigo.
Recuerdo cuando hablábamos
de mi adolescencia
y tu ya me imaginabas:
borracho,
cochino
y detrás de las chibolas.
Y tu aun a mi lado
y yo dándome cuenta de nuevo
que te quiero tanto
y te quiero a mi lado
todo lo que puedas aguantar.

domingo, 25 de julio de 2010

Un mensaje a la conciencia

"Me gustan los hombres desesperados, hombres con los dientes rotos y los destinos rotos. También me gustan las mujeres viles, las perras borrachas, con las medias caídas y arrugadas y las caras pringosas de maquillaje barato. Me gustan más los pervertidos que los santos. Me encuentro bien entre marginados porque soy un marginado. No me gustan las leyes, ni morales, religiones o reglas. No me gusta ser modelado por la sociedad". 
CHARLES BUKOWSKY

viernes, 23 de julio de 2010

El martirio de Yulkenaton

Me llamo Yulkenaton. Soy egipcio y vivo en una pequeña gruta en el bloque 178389 de la pirámide. Asisto a la Casa de la Vida de Valdecillops donde se me enseña a ahuyentar a los malos espíritus del cuerpo con infusiones de caca de buey y telarañas y a sanar las heridas de los guerreros en batalla con apósitos de miel y tierra del santuario de Horsus (quien debe sentirse complacido, porque a mis últimos pacientes se los ha llevado al Duat); mi preparación requiere extensas lecturas de papiros y largos momentos de meditación para entrar en armonía con Thot. Tengo aptitud natural para esto ya soy de espíritu huraño y disfruto enormemente mi soledad, mis largas meditaciones demandan un ambiente cayado y pacifico.
El santuario que habito solía ser silencioso y apacible, me regodeaba oyendo por la ventana el cantar del águila de Saladino desmembrando algún roedor distraido, o viendo danzar a las vírgenes prontas a perder el título a manos del faraón, contorneando sus ombligos al contagiante son del sistro y el menat; dormía la siesta arrullado por el suave murmullo del Nilo, mi alma se conmovía al viendo llorar a los cocodrilos luego de comerse a un negro; el silencio y la paz apenas se trastocaba cuando en verano las tormentas de arena roían los dinteles de las puertas del templo, o cuando en las obras de acá al lado algún judío caía por un precipicio.
Hoy, sin embargo un ruido destemplado irrumpió intruso en el delicado equilibrio de mi gruta, menudos pasitos y manos curiosas siempre húmedas de baba invadían cada resquicio del lugar, y pensé: habiendo buenos diluvios, mares de sangre y langostas voraces, porqué la providencia tuvo que castigar mis pecados con ésto?
Una gota helada de sudor recorre mi frente atormentada cuando oigo a la criatura alzar sus menudas pezuñas en dirección a mi puerta; su obesa madre, con unas tirantes vestiduras (una carpa podría quedarle apretada) que revelan un bañador de dos piezas castigadas en su humillante recorrido por sinuosidades fétidas de grasa cubierta en piel sudorosa, absolutamente ajena a los estragos del engendro, lo deja a su libre albedrío. Siento la piedad de Osiris cuando tras fallidos intentos por abrir mi puerta sucumbe al fracaso, o es finalmente atraído por la fuerza de gravedad de su madre. Poco después parten, creo yo, a dejar sus excrescencias a orillas del Nilo.
A puertas de mi gruta me encuentro postrado parafraseando párrafos enteros del Peri Em Heru conjurando la protección de Ra ante el caos que atenta mi pacifica y silenciosa existencia.
Pasan las horas, ya de retorno, y cuando el reloj de arena marca trecientos cuarenta y siete granos para la una de la mañana, se inicia es concierto de llantos, berreos y gritos. No se que resulta mas perturbador, si los gemidos del crío o el arrullo de su madre, sin embargo ese mugido letánico, incansable y repetitivo hipnotiza finalmente a la cría, o quizá esta ultima yace satisfecha tras cumplir su diabólico cometido, de joder mi vapuleada existencia.
Yo, con un chorro de bilis en todo mi sistema y con los sentidos sobreagudizados, busco un escape, veo a una muchedumbre de judíos en carabana dizque hacia la tierra que su dios les prometió donde todo sera paz y felicidad; quizá me vaya con ellos.
Aunque dicen que ese dios de los Judíos tiene un sentido del humor medio negro... pero que es lo peor que les pueda pasar, vagar por el desierto 40 años para luego seguir vagando por el mundo hasta que un loco genocida luego de diezmarlos los obligue a volver a reunirse en pedazo de tierra desértica rodeada de árabes que quieren romperles la madre y vivir en pie de guerra por los siglos de los siglos? Dios no puede ser tan pendejo...

Basado en hechos de la vida real, mas especificamente tras el arribo de una nueva inquilina a la casa.

miércoles, 21 de julio de 2010

el asno

Cuando uno nace dentro de un país donde la crisis es eterna e imperecedera, como el amanecer, como la calata en primera plana del puesto de periódicos, como la mentada de madre del cobrador de combi; siempre presente ya sea disfrazada de momento de austeridad por el alza del petróleo o en pleno carnaval con el carromato de saltimbanqui que es nuestra clase política; crees que tras el horizonte existe un mundo perfecto, o algo más o menos parecido a eso.
Acá detrás de charco las buenas y malas sorpresas ocurren casi con la misma frecuencia.
Tras mi arribo por estos lares me impresionó transitar a media noche tranquilo por callejuelas poco iluminadas, imaginé que no existían delincuentes o vagos en la cuidad, cuando la verdad es que abundan, pero el estado financia su ociosidad y cubre sus necesidades básicas, así que, si no se dan la molestia de trabajar, tampoco se molestan en sustraer un bolso o atracar a un transeúnte por no arriesgar el modestamente decoroso sustento municipal.
Conclusión: la gente de por aquí en su mayoría no es mas inteligente, ni mas educada, ni mas sensible ni más nada (quizá si mas bonita); solo que está menos maltratada... y menos misia.
Ayer tuve turno en urgencia con un adjunto a quien note cierto cambio de actitud al revelarle mi origen sudamericano, ya algunos pistos de su ralea  traslucían en sus modos patanezcos y su abordaje triunfal, casi como de rescate, cuando malcriadamente irrumpió en el momento en que entrevistaba un paciente para preguntarle lo mismo y esgrimir torpemente su autoridad, yo en respeto a su impostura y a los 40 kilos que me excede en peso es que no lo largue a patadas.
Durante 8 largas, larguísimas horas tuve que soportar su absoluta incapacidad de escuchar una sugerencia (prefería largamente perjudicar a un paciente a que un vulgar sudaca pusiera en evidencia algún error, desliz u omisión, pero dejemoslo en error), y con una cacatua vieja a su diestra siempre dispuesta a hacer eco a sus indicaciones y observaciones agudas como tapas de mermelada (creo que era una enfermera).
Lo vi zarandear el cuello de un paciente con traumatismo de transito, lo vi obviar una amilasa en una pancreatitis cantada, lo vi confundir un trazo de evidente superposición con una fractura cervical.
Ya hoy lo vi cabalgando a un paciente en una reanimación cardiopulmonar, que sin entrar en minucias técnicas, nada más les voy a contar que lo hacía mal, pero siempre con esa actitud heroica del matón de barrio, de goleador del mundialito del porvenir, con esa vulgaridad tan típica de las autoestimas flojas sustentadas en tiempo se servicio, en maltrato a subalternos, en lo que sea menos capacidad profesional.
Esto podemos verlo a menudo en los hospitales del Perú, ya sea por el enquistamiento de profesionales caducos, por el conflicto de intereses que prostituye el sistema laboral o lo asocia a intereses politicos (los hospitales del seguro de Trujillo están plagados de Apristas), por los magros salarios que obligan a trabajar en 3 o 4 lugares, a las atenciones en masa que imprime un sistema basado en la "productividad" como índice de salud (en los hospitales de solidaridad jamas vas a atender al paciente 45ª con el mismo entusiasmo que al primero o al segundo); pero no creamos que es parte de nuestro patrimonio.
No quiero por esto sugerir que el carácter del esperpento en mención es la tendencia médica en este país europeo (me he topado con colegas eficientes y generosos con sus conocimientos, absolutamente dispuestos a procurarte lo que esté en sus manos para faciliar tu desarrollo profesional), pero quiero desmitificar, romper moldes y patrones que nos predisponen a creernos perdedores.
En mi patria, con una pendiente tan pronunciada por una estructura social tan absolutamente elitista se hace muy tortuoso el trayecto y plagado de frustraciones, pero es finalmente transitable y el final feliz no es imposible.
El asno no tiene nacionalidad, ni raza, ni credo; pero es muchas veces resultado del maltrato sistemático del entorno e hijo ilegítimo de las circunstancias.
Quiero creer que el asno al que tuve que soportar esa larga mañana es así porque fue violado en la niñez.

viernes, 16 de julio de 2010

El mundial

Queda terminántemente prohibido para los transeúntes a este blog leer los comentarios de la publicación anterior, que darían la impresión de haber sido sustraidos del portal "Lágrimas de Candy Candy". En fin, uno tiene derecho a secretar estrógenos de vez en cuando.
Ha sido una tremenda fortuna vivir la final del mundial en el país que lo ganó, una final vibrante hasta el final digna de un mundial menos mediocre (a pesar que el chivo espiratorio fuera una pobre pelota que ninguna culpa tuvo de haber sido concebida anorexica), donde el principal protagonista de esta contienda entre atletas colosales deportistas de alta competición fue un invertebrado.
Esta cuidad es pequeña, pero me a veces sorprende con atisbos de gran metrópoli: froteuristas de medio día retozando a la sombra de glorietas bajo las cuales jóvenes familias  con niños en coches transitan apasiblemente devorando helados de colores. En kioskos de periódicos del Paseo Pereda (una de las avenidas principales) entre diarios, Holas y golosinas, se dispende revistas con singulares regalos promocionales; particularmente me llamo la atención una sobre sexualidad que traía de regalo un consolador a pilas (dispositivo electronico diseñado para suplir la dinámica de un gañán en estatus convulsivo).
En esta urbe donde alternan por la calle ancianos en andador (al que cariñosamente llaman tacatá) con mozuelos sin brote pubiano pero con aretes y pearcings hasta en el escroto, un sábado se tiñeron las calles de rojo. Y no es que vaya a narrar un día como cualquiera en el poblado de Juarez (provincia de Tijuana), es que toda la cuidad se volvió parte de la comparsa jovial, orgullosa y sonriente que desfilaba al son de ovaciones monocordes cargadas de patriotismo circunstancial. Según me comentaron los nativos, pocas veces se había ondeado al roja tan masivamente, catalanes y vascos se sintieron de pronto españoles y se sumaron al culto, gritando arengas a sus gladiadores con el pecho inflamado.
Tras mi fallido intento en convencer a mis amigos de acompañarme, emprendí solo la peregrinación a calles y bares donde entre tapas, quesos y vinos, se degustaban los coros a la selección y los oprobios contra la pobre madre del árbitro que nada mas hacia su trabajo.
Mas atento que la mismo encuentro, acaparaba mi la atención la afición. Hipnotizados frente a las imágenes y sintiendo en carne propia los patadones que propinaban los holandeses quienes ya sea la con copa o con el muslo de Iniesta, no volverían a casa con las manos vacías; los espectadores vivieron el interminable calvario de la incertidumbre.
El gol llego cuando ya la mayoría apostaba a la ruleta rusa de los penales, y como toda alegría inesperada tuvo un regusto especial, de quien le roba la billetera a la adversidad. Estallaron vasos y copas, y una lluvia de vino y cerveza refescó la algarabía de la afición....
Aunque me queme el cerebro en recordar algún detalle inusual o sublime en la celebración, y siendo honesto con ustedes, no hubo nada de original. Los autos jodiendo con sus bocinas tocando un son oligofrénico, universal y futbolero, y la gente gozando con el éxito de otro no dejó de ser un espectáculo vulgar. La muchedumbre hedionda en Madrid concentrada en la Plaza Neptuno con el ayuntamiento conminando a no desbordar más las calles  no logra despertarme emoción alguna, mi sonrisa impostada se deforma en un gesto de hastío, y me descubro incapaz de entrar en sintonía con esta alegría masiva e idiotizada.
Todo es tan absolutamente previsible que ya no vale siquiera la pena ser comentado. No hay nada nuevo bajo el sol.

viernes, 9 de julio de 2010

Como decirle a un amigo(a) que lo extrañas

Estoy lejos, y carajo que me siento solo. Hay muchas formas de estarse lejos de alguien: una pelea que te distancia honda y a veces inexorablemente, un cambio de carácter, de madurez, de estilo de vida, de religión, de equipo de fútbol, de marca de desodorante, de lo que sea que restrinja la comunicación con alguien con quien otrora fuese algo muy fluido; una tercera persona muy cercana a tu amigo para quien tu amistad resulta una infame amenaza, etc, etc. Yo estoy lejos de una forma quizá menos dolorosa, ya que tras la distancia he estrechado algunos vínculos tras diluirse otros fútiles, pero estoy lejos, detrás de un océano que veo doblando la esquina saliendo de la habitación donde de momento paso las noches.
Y los recuerdo y de repente unas pocas imágenes en mis remembranzas endulzan mi soledad y me llevan a un plácido solaz de voces y risas, que cuajan entre bilis y lágrimas una hermandad de absoluta elección. Como decirles algo que no suene a forward rosa con perritos ojones y animalejos mostrando el culo en una actitud afeminada diciendo mensajes formularios; supongo que diciéndoles la verdad.
Que por ratos me abrumaron porque soy así y me gusta sentirme miserable por propia decisión, que a veces he sido felón y otras veces indiferente con ellos, que soy intolerante y sin embargo requiero de su tolerancia en sobremanera; pero que en momentos como estos me hacen una falta enorme; que a lo largo de mi vida su presencia me disuade que el mundo sea una gran putada, que son los hermanos que la vida engendró para mi, que los quiero con el alma y... carajo, sin llorar pues.
Donde quiera que estén, Junior (medio loco, medio genio), Carlos (cómplice en las buenas y en las otras), Eduardo (en quien se puede confiar la vida y hasta la mujer), Daniel (superdotado encadenado a la puerta de su casa), Nora (mi psicoanalista on line), Tino (hermano de sangre y de más), Bruno (hombre feliz por opción personal), Romel (a tu salud!!), Joyce (la mujer de telón), Juan Manuel (si es posible hacer amigos después de los 30)... cuanta falta me hacen.

martes, 6 de julio de 2010

La Diosa Coneja

Con alguna frecuencia (mayor aún cuando renuncié a mi trabajo en una clínica miraflorina y me sobraba el tiempo, no así la plata), me sumerjo en los fangosos vericuetos de la red para poner a prueba los límites de mi tolerancia.
Mi frágil agnosticismo (porque cuando estoy con la yuca medio embutida, mas de una vez me he descubierto a mitad de un rosario) me da pie a explorar con alguna libertad terrenos sacros y sacrílegos sin distinción. Mas los segundos diría yo. El hecho es que vi un documental acerca del exorcismo donde los curas, sujetos a rigurosos métodos científicos, demostraban la existencia del demonio y su mala costumbre que andar poseyendo por ahí a algún incauto. Yo no tuve que ser cura para demostrar eso, me bastó con un día de estreñimiento luego de comerme un Kebab (una especie cucurucho con carne picada árabe); en el inodoro protagonicé una escena que pudo haberle quitado protagonismo a Linda Blair.
Dejando de lado las acotaciones escatológicas, luego del documental en mención quede con el subconsciente algo suceptible y, aunque la prudencia hubiese dictado dejar el morbo en zozobra y buscar algún capitulo de Maria la del barrio o ver girar la ropa en la lavadora (ambos con los mismos valores artísticos y culturales, aunque quizá la lavadora con un mejor argumento), explorando los videos relacionados me tope con uno llamado "Obedece a la Morza", con videos explicativos y todo.
El video inicia con una mascara en 3D que canta una canción infantil para en breve mesclarse con un collage de colores psicodélicos ambientados con la misma música pero sonando al revés. A los pocos segundos, y al ritmo de las melodía emergió un engendro en traje de balet bailando tap, con evidentes deformidades y en formato de video antiguo. La imagen fue tan chocante que a tan solo 20 o 25 segundos de inicio del video, y con todo un cortejo vegetativo a cuestas, cerre el video.
Lo más escabroso vino después cuando, tras recuperar el aliento, busqué alguna información respecto al protagonista, y encontré que se trataba de un Drag Queen llamado Jhonnie Baima y apodado "The Goddess Bunny" (La Diosa Coneja), quien arrastraba secuelas de una poliomielitis con una barra de metal yatrogénica en la columna y un historial de reiterativos abusos sexuales en la infancia.
Consultando con mi psiquiatra de cabecera (tomando café y no tendido en un diván), me comentó que ese tipo de videos tienen mucho contenido subliminal, y las canciones infantiles que aderezan las imagenes grotescas nos hacen mas suceptibles porque de alguna manera conducen nuestro subconciente a épocas mas frágiles e influenciables.
Me comentó también, que en el formato analógico de antaño, de 20 imágenes por segundo, solía deslizarse por ahí algún icono tendencioso que concientemente no percibíamos. Ahora, en formato digital, la cosa se hace de manera aún más sutil.
Nunca terminé de ver el video, pero me cuentan que al final sale una graciosa morcita sonriente.
Saludenla de mi parte.

sábado, 3 de julio de 2010

Pirata

Me estoy bajando un libro por internet, me urgen un libro de anatomía y otro de histología. Mentiría si dijera que siento algún escrúpulo, pudor o culpabilidad al hacerlo, no. Hace un par de días fui como un buen cuidadano-estudiante a la biblioteca del hospital. En cuanto me haga de una camara adjuntaré algunas fotos al relato. Queda en el tercer piso del edificio 16 del recinto. Ente estantes de pino y enchapados de caoba, pilas y pilas de libros y revistas se alzaban a mi vista y se disponían a mi mano. Una ventana ornada con un vitral estilo romántico da paso a un salón de reuniones rodeado de lienzos con bustos de fundadores y directores. Pregunté acerca de libros de anatomía e histología y la bibliotecaria se tomo la molestia de dejar las impostergables tareas de su cuenta de facebook para conducirme a una sala donde el movimiento de las estanterías era digital, y me dejo para continuar sus labores. Había, sin embargo, algo que no encajaba en este nirvana del saber, un olorcillo rancio, como de panteón. Me acerqué con timidez al estante correspondiente y me topé con papiros y mamotretos de décadas de antigüedad; entre los que necesitaba: un Bloom Faucet de Histología de 1965 y un Rouviere de anatomía de 1930. Pregunté a la bibliotecaria si me había equivocado de sala, la que con diligencia mantenía 5 conversaciones en simultaneo en el msn y aún así se las ingenió para responderme: no. Y me di cuenta que hay grietas en las paredes, hondas zanjas maquilladas con una delicada capa de pintura y el retrato de un Marques bigotón y con chistera. En el curso de "inmersión" (que yo imaginé iba a ser algo de buceo) nos relataron que esa biblioteca se inició por impulso de la esposa del Marques de Valdecilla con la importante suma de 23000 pesetas (actualmente 138 euros). Deduje que muchos de los libros actualmente a disposición fueron adquiridos con esa primera donación, para ya en el futuro destinar el presupuesto a la ostentación y al pago de funcionarios vegetales.
Terminé bajarme el libro, intento abrirlo y me solicitan un password... la puta mare.

jueves, 1 de julio de 2010

Urgencias

El discurrir de los pacientes en sala de urgencias me arrastra a un axioma en mi discreto entendimiento de la condición humana; a medida que nos acercamos a la muerte o nos enfrentamos a situaciones de enfermedad de mayor o menos valía (vale decir que mi resfriado suele ser más importante que tu cáncer), nos brota un flujo de emociones tal que nos homogeniza en nuestra esencia, y acá o allá, la gente enferma hace y busca lo mismo. Ahora, lo que encuentra... ahí es cuando nos acercamos al abismo.
Podemos pretender minimizar el problema, pero no debemos; la plata hace diferencia, una muy sensible y significativa diferencia. No hablo del paciente, no esta vez. Hablo del presupuesto que el estado destina a la salud.
Hoy llego un tipo traído por una ambulancia sin acompañante alguno con un aliento etílico que podría fácilmente confundirse con un vertedero de mosto de un alambique clandestino de Lurigancho. Borracho como una uva no traía más identidicación que una tarjeta de crédito en el bolsillo (no carnet de seguro social ni de identificación), dormía profundamente, absolutamente ajeno al problema que originó para todos.
En breve estaba medicado y con un monitor al lado, con analítica completa y en espera para una tomografía porque alguien deslizó la posibilidad de un golpe en la cabeza.
Le quitaron los zapatos y tenía una pasta de mugre entre los dedos que espantaba a las moscas; todo el personal horrorizado. En el fondo sentí algo de vergüenza de que en mi país esa peste podía ser un perfume floral en comparación al engrudo de humores descongelados durante al descenso hacia la costa de algunos pacientes.
Al final se le paso la borrachera, recogió sus pertenencias (que fueron resguardadas por un custodio) y se fue a sufrir la resaca en casa (o quizá a cortarla por ahí, porque acá en Santander hay un bar cada 3 casa).
El hecho es que el factor diferencial no fue la capacidad del médico, a quien tuve que recordarle que le clave algo de tiamina para que en el futuro no pueda justificar las mentiras a su mujer con un síndrome de Korsakov. La diferencia fue la plata: sistema asistencial para socorrerlo en la calle, espacio en emergencia para recibirlo, insumos para estudiarlo y tratarlo, y ni que se diga de las mínimas trabas burocráticas, que con 3 papeles de rutina se acabó el asunto.
De que estamos jodidos en el Perú, eso ya no lo duda nadie, que si la mierda valiera algo, ya estriamos naciendo sin culo; pero es triste abrir los ojos al hecho de que hay un mundo mejor que no es muy diferente al nuestro, pero donde, al parecer, la gente de a pie si es importante.